domingo, 7 de junio de 2009

Otra realidad


Mis esperanzas eran escasas, mi pesimismo algo así se imaginaba, pero la escasa ilusión se desvaneció al completo al escuchar los discursos de nuestros políticos tras sus respectivos triunfos y fracasos. Que un 56% de los españoles decidieran no votar no parece significativo para nuestros representantes. Amarrados a sus datos, estadísticas y gráficos, ocupados por como voltearlos, girarlos, tornarlos, magnificarlos, reconvertirlos con la intención de encontrar la perspectiva que menos desilusione al público, ninguno nombra al gran vencedor de la jornada, el no a Europa.

Es que poco tardaron en traspasar resultados y apresuradas conclusiones al terreno nacional: la crisis ha sido la culpable, es un no a la política económica de Zapatero o los gritos de Zapatero dimisión. El afán de ceremonia desveló la estafa que habían ido montando en los quince días de campaña electoral, banderas de Europa, estrellitas a diestra y siniestra, que si por nuestros derechos en Europa, que nos jugamos Europa, etcétera, etcétera. ¡Era todo falso! No era sino una ronda más de su pelea cotidiana, otra ocasión para subir tantos a marcadores.


Nuestra clase política parece mostrar el absurdo de estas elecciones y es precisamente lo que los ciudadanos han dejado claro con su abstención. Un no a la Europa que impone constituciones rechazadas en referéndum, tratando de camuflarlas para “colárselas” al pueblo. ¿Cómo estos mismos señores se dedican ahora a pedir con toda su euforia el voto para un parlamento democrático? Esta Europa ahora tan en boga, tan garante de derechos pero que sirvió como instrumento para excusar las políticas poco populares, como Bolonia, la Ley del Refugiado u otras muchas de inmigración. Se ha expresado el rechazo a un parlamente del que durante cinco años no se ha sabido de su existencia, pero ahora resulta ser fundamental en nuestro gobierno. Parlamento o desván de políticos fracasados, donde se intentan colocar a las figuras incómodas, Mayor Oreja, Almunia, Magdalena Álvarez, Rosa Díez en su momento,...

A todo esto, es a lo que los ciudadanos han decidido dar la espalda, lamentablemente han sido ignorados por la clase política que mañana estarán afanados en cómo dar rédito o transformar la derrota en victoria.

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